¡Hola, hola! espero que estén muy bien. Estuve pensando durante el día sobre cosas de las que les podía hablar hoy, y caí en cuenta de que no les he contado la relación que he llevado con la lectura a lo largo de mi vida.
Cuando era pequeña jamás me gustó leer, veía la lectura como un castigo. De hecho, la materia que menos me gustaba era historia porque teníamos que leer mucho. Por más que mis padres me decían, nunca los escuché y a medida que fui creciendo me di cuenta del error que cometí al no leer, pues, no desarrollé una buena comprensión lectora.
El no desarrollar bien mi comprensión lectora comenzó a afectarme al llegar a bachillerato. Ya le daba la bienvenida a materias como: castellano, biología, historia (más avanzada), geografía, etc. Me vi envuelta en un desespero, por no entender nada de lo que leía, simplemente no tenía retención. Llegué a tal punto de pagar clases de castellano particulares, nada más y nada menos que para crear una buena comprensión al leer; con 12 años casi 13, en esa situación, sentía que estaba en primaria otra vez. Pero, fui yo quien se lo buscó.
Las clases avanzaron, ya no leía cuentos infantiles, ahora eran historias más largas o libros teóricos. El punto es que con una cantidad de esfuerzo logré conseguir una comprensión lectora decente, y aunque no estaba a la par con mis compañeros, podía defenderme de cierta forma.
Esto dio un giro al salir de bachillerato y entrar en la universidad, pues, ya la cosa era seria. Lo bueno es que de un día a otro, sin darme cuenta, agarré un libro y lo terminé y lo entendí; después agarré otro y fue lo mismo, me sentía orgullosa de mí misma ya que era yo quien sabía todo lo que me costó para llegar a entender cualquier lectura. En fin, actualmente puedo decir que no soy adicta a la lectura, sin embargo he leído varios libros y sin duda me encantaría seguir leyendo cada día más y más.
Vanessa Lentini.
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