En nuestro segundo círculo de lectura nos aventuramos con el relato de La lotería de Shirley Jackson, una escritora estadounidense nacida el 14 de diciembre de 1916 en un suburbio de San Francisco. Las dos décadas de su carrera la convirtieron en una de las figuras más importantes y representativas de la literatura estadounidense, especialmente en los géneros de horror y misterio.
En la entrada del blog del 23 de abril, ya hablé un poco sobre las casualidades que se me presentaron ese día, pero lo que no mencioné fue la sensación que esto me produjo. Despertarme temprano con la mentalidad de que estaba por leer un relato inquietante ya me tenía un poco ansioso, tenía mucha curiosidad y me intrigaba lo que se escondía entre las páginas del libro (en este caso, un archivo pdf); sin embargo, todas estas emociones se transformaron en un escalofrío que recorrió toda mi espalda cuando leí las primeras palabras:
Normalmente, encontrar la fecha en la que uno nació en un texto, es una casualidad agradable. Yo, por ejemplo, una vez encontré en la charcutería una bandeja de queso paisa que se vencía en mi cumpleaños, nunca lo olvidé. Sin embargo, ver que esta vez aparecía en una historia macabra no fue una sorpresa grata —por lo menos al comienzo—. Si Jackson buscaba ganar mi atención, lo logró con la primera sentencia. A partir de ahí me sumergí en la narración, me convertí en uno de los vecinos de ese pueblo despiadado en el que cada año celebraría el día de mi nacimiento jugando una lotería que fácilmente podía convertirlo en el día de mi muerte.
Por si no era poco, un rato después de haber finalizado mi lectura, buscando material para realizar la entrada del día del libro, di con la leyenda de Sant Jordi —celebración conjunta al día del libro en España—, en la cual coincide el concepto del pueblo que realiza una rifa cuyo premio mayor es la muerte. Si ya no me había impactado lo suficiente la historia de la estadounidense, entonces las casualidades acontecidas aseguraron su hospedaje permanente en mi memoria.
Sin lugar a dudas, es un relato cautivador que dejará al lector reflexionando por horas y que en definitiva no olvidará fácilmente; una lectura que justifica la reputación de la autora. Shirley Jackson fue una mujer distinta; una escritora de historias distintas.
Círculo de lectura 24-04-2022. La lotería
- Juan Pablo Abolio
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